Con el buen tiempo llega el momento de disfrutar del sol, pero ya sabes que debes hacerlo con cabeza. Cuando te expones sin protección se acelera la aparición de los signos de envejecimiento pero, además, se pueden producir diferentes patologías. «Las alergias, dermatitis, fotodermatosis y fotosensibilización de la piel se incrementan durante la llegada del buen tiempo al estar nuestro cuerpo más expuesto a los rayos UVA, que dañan el DNA celular y afectan a las pieles más fotosensibles», declara la experta.
En primavera los problemas secundarios son las alergias y las dermatitis. Las primeras son reacciones desmesuradas del sistema inmunitario ante un estímulo. La mayoría de las veces no resulta peligroso y basta con evitar el contacto con la sustancia. Además, se pueden aplicar tratamientos tópicos con agentes dermoprotectores, tratamientos antihistamínicos e hidratantes que mantengan la piel cuidada. La dermatitis es muy frecuente en esta época del año y el efecto más común es que la piel parece más seca. Además, pueden aparecer otras dolencias como el prurito, eritemas, descamación o incluso costras en las zonas que sufren más la exposición al sol.
En verano las dolencias más habituales son las fotodermatosis y la fotosensibilización. La primera se trata de una reacción de la piel en forma de erupción ante el contacto con los rayos UVA y que afecta solo a las mujeres. Hay dos tipos diferentes: la que aparece a partir del primer momento que la piel se expone al sol y la que persiste cada vez que tomas el sol y puede afectar hasta a zonas del cuerpo que no reciben radiación directamente. La fotosensibilización se produce en el 75% de los casos con la unión de ciertas sustancias (algunos medicamentos, plantas, perfumes…) y la exposición a la radiación UVA. La hipersensibilidad puede producirse al momento (fototoxicidad) o tardar un rato (fotoalergias).
Recent Posts
