El verano se acerca y broncearse correctamente no es solo una cuestión de belleza sino de salud. Aunque nos insistan de las precauciones que tenemos que tener en cuenta es muy posible que en las primeras exposiciones se produzcan quemaduras. Pero no todo es negativo: el esfuerzo de concienciación se ha traducido en una disminución del cáncer de piel gracias a las medidas de foto protección. El sol encierra cada vez menos secretos.
1. Cuidado con los UVA largos. Están presentes todo el año, generan radicales libres que provocan daños irreversibles en la piel y son los responsables del foto envejecimiento. Su acción no es siempre visible, por lenta y acumulativa. «Tienen mayor capacidad de penetración en la dermis y más poder para producir efectos nocivos», explica la dermatóloga Isabel Longo, coordinadora de la campaña Euromelanoma 2015. ¿Cómo nos podemos asegurar de que un cosmético nos protege contra ellos? «La clave está en la proporción SPF (índice de protección solar)/PPD (oscurecimiento pigmentario persistente, los UVA necesarios para producir una primera pigmentación) que debe ser como mínimo de 3:1, es decir, si tiene un SPF de 30, debe tener un PPD de, al menos, 10.
2. No todos los filtros solares se eliminan en la ducha. Ni siquiera con agua y jabón, la mayoría de los fotoprotectores tienen una combinación de filtros físicos y químicos. Los físicos, como el dióxido de titanio o el óxido de zincson más difíciles de eliminar tras la higiene, pero su ventaja es que provocan menor sensibilización cutánea. Para contrarrestar su adherencia, bastaría con hacer dos aplicaciones de jabón
3. ¿Más o menos acné? Si bien es cierto que el sol posee un efecto anti-inflamatorio que puede producir una mejora sobre las lesiones de acné, existe un tipo denominado acné estival de Mallorca precisamente desencadenado por el sol. Como uno de los mecanismos de defensa de nuestra piel es la hiperqueratinización, es frecuente que, pasado el verano, cuando la piel ya no recibe el efecto antiinflamatorio de las radiaciones solares, tenga lugar un efecto rebote por el que estas lesiones se inflaman y dan lugar a las pápulas y pústulas del acné.
4. El ‘smartphone’, nuevo ‘coach’ solar. Las aplicaciones móviles les ha dado tiempo a especializarse y convertirse en imprescindibles, sobre todo cuando intervienen en el cuidado de la salud. El Consejo General de Colegios Farmacéuticos, a través de la Vocalía Nacional de Dermofarmacia, ha desarrollado Solfarma, una aplicación gratuita que permite acceder de forma sencilla a información y recomendaciones para una adecuada protección solar en función de la ubicación, la radiación ultravioleta y el foto tipo del usuario.
5. Sí al maquillaje sobre el protector. Y a no sentir la piel pesada. La nueva generación de foto protectores específicos para llevar bajo el maquillaje están libres de grasa, tienen textura aterciopelada y no producen brillos, además, no hacen llorar los ojos, por eso funcionan perfectamente como pre base de maquillaje.
6. Los IR-A también dañan el pelo. Todos creemos que solo los rayos UV alteraban las fibras del pelo. Los infrarrojos (IR-A) también lo hacen, además de intensificar los efectos nocivos de los anteriores. Los cabellos teñidos se llevan la peor parte, ya que pierden el brillo y la intensidad. Un ritual veraniego que incluya un protector capilar en forma de aceite nutritivo o bruma minimizará el efecto negativo.
